martes, 11 de noviembre de 2014

México; los 43 de Ayotzinapa ventana a un pozo sin fondo

Felipe Marcano.

Al cumplirse 43 días de la desaparición forzada de 43 estudiantes normalistas en Ayotzinapa, México, el Procurador General declara que; según versión de autores materiales, dichos jóvenes fueron asesinados, incinerados y sus cenizas, o los que de ellas queda, esparcidas en el rio. Explicación cruenta que revela el estado de descomposición de la sociedad mexicana, sus instituciones, su gobierno. Comparable, con cierta distancia, a las desapariciones forzadas de la Venezuela puntofijista, al Chile pinochetista o a las fosas comunes colombianas, de Uribe, pero mucho más cercanas, a los asesinatos de grupos terroristas como talibanes, Al Queda o al temible y despiadado Estado Islámico. 


Triste sociedad, hoy 43 días después de la desaparición forzada de los 43 estudiantes normalistas, el mundo sabe poco o nada de la realidad cruel e inhumana que se vive en México. Al inicio de la búsqueda aparecen alrededor de 30 cadáveres, en fosas comunes, su data de muerte es de hace tres meses, no son parte de los normalistas, ¡son desaparecidos anteriores!. El Estado en su accionar paraliza la acción, no es conveniente una búsqueda en profundidad, los 43 sólo es una puerta, pequeñita, del atroz y sangriento historial jamás contado del México lindo y floreciente. Se comenta que durante el Mandato anterior, de Felipe Calderón, los desaparecidos se calculaban en 200 mil. ¿Y los organismos de DD HH dónde están? ¿Dónde está la preocupación del Congreso y el gobierno de los EE UU?, México es vecino y socio comercial importantísimo. Y los actores, deportistas, ¡Oh!, periodistas y sus agencias informativas, colombianas, mexicanas, estadounidenses, ¿dónde están? ¿Qué dicen hoy?


Simple, hoy los periodistas Patricia Janiot, Glenda Omaña, Fernando del Rincón, hacen mutis. CNN México, Atlanta, canaliza la acción de ocultamiento, en defensa del gobierno y en detrimento de los jóvenes desaparecidos. Las agencias de propaganda y sus heraldos de la muerte no se interesan por la acción de justicia, por los reclamos del pueblo. Sólo callan o incriminan a los desaparecidos y a los que por ellos reclaman justicia, actúan como parte de los autores intelectuales. ¿Por qué? Como mercenarios al servicio imperial norteamericano defienden al gobierno mexicano, primer socio en acuerdos de libre comercio con EE UU.


Extraño y degradante, hoy el “valiente” Fernando del Rincón, mexicano y en México, no se atreve a estar en la calles, a reportar la acción de su pueblo, no clama JUSTICIA. Sólo calla, detrás está como en otras partes del mundo, el accionar terrorista de los Estados Unidos de América y sus grupos de Poder. México y Colombia son firmantes de importantes tratados de libre comercio con EE UU. Tanto en Colombia como en México, las fosas comunes y desapariciones forzosas son crímenes de Estado, de Lesa Humanidad que muestran lo corrompidas que están sus instituciones, el poder gubernamental y sobretodo, la falta de progreso y bienestar resultante de los tratados de libre comercio.

FaceBook: Felipe Marcano. Twitter: @felmar138. Manifies.to: @felipemarcano
Publicado en: 11/11/14 - www.aporrea.org/ddhh/a198196.html

martes, 28 de enero de 2014

Paz...

Felipe Marcano.

Viernes por la tarde, desde la oficina un grupo de amigos se prepara para, como casi todos los fines de semana, salir a recorrer la ciudad en busca de diversión. Algo de esparcimiento que rompa con la rutina del trabajo y el agobiante calor veraniego. En su mayoría gente humilde, profesional, de clase media aspirando a clase alta, a burgués de pacotilla o de fin de semana…

El carrito, bien entonado y pulido para la parranda, luce espectacular, cual nave espacial intergaláctica. ¡Llegó la hora!, en el estacionamiento, entre chistes, risas y alguno que otro trago se acuerda el lugar de concentración. Unos marchan con sus parejas, otros con amigos y otros van solos. Unos van en cola ¡Nos vemos en el sitio!

Una hora más tarde, van llegando uno tras otro, la noche luce prometedora. Hay un cielo brillante y claro, es noche de luna llena, ¡de lobos! El sitio atiborrado de autos, motos y personas parece un gran circo, un espectáculo de multitudes. Es imposible pasar por la avenida frente al local. Está cerrada por la gran cantidad de vehículos y personas. En una de las esquinas de las calles próximas al local observo agentes uniformados. ¡Me lleno de tranquilidad! Y sigo prestando atención a las simultáneas conversaciones del lugar.

La noche avanza, rauda y veloz, hasta ahora la gente se ve feliz, el estrés empieza a desaparecer y aflora en rostros y cuerpos sudorosos la alegría. Los efectivos uniformados han hecho unas dos o tres rondas, en ocasiones se alternan uno que otro grupo. Parece un patrullaje normal, ¡buena esa, de protección ciudadana!. Avanza la noche dando paso a uno de esos inolvidables amaneceres, donde el nivel de felicidad y embriagues de las horas precedentes marcaran el ritmo del día no laborable. ¡De descanso necesario!

Desde hace un buen rato la gente se ha estado retirando. El lugar ahora luce menos complicado, solo unos pocos permanecemos en conversaciones más o menos serias y menos ruidosas. Los uniformados parecen haber dejado el patrullaje. ¡La calle luce como basurero!, vasos, latas, botellas… están por doquier. En la cera del frente dos chicos de corta edad observan. No son parte de los grupos que hemos estado por horas en el lugar. Uno cruza la calle y se aproxima. Pide con amabilidad y educación un cigarro, lo enciende y permanece un rato de pie. Se sienta y participa en las conversaciones. Del otro lado de la calle, el otro observa. ¡Todo parece bien! Media hora más tarde, el primero se levanta y camina hacia uno de los otros grupos que permanecen en el lugar. No alcanzo a oír qué ocurre, sale acompañado con uno de los chicos y se montan en el auto. ¡Se fueron, sin dejar rastro!

Desde el otro grupo, alguien en voz alta pregunta que le pasó a nuestro amigo, ¿Cómo?, ese no es de nuestro grupo. Contestamos. ¡Nos miramos…! -Él dijo que estaba con ustedes y que necesitaba ir al cajero- afirman desde el otro lado. ¡La cosa se complica! ¡Aparecen los uniformados! A lo lejos por la calle una persona corre hacia el sitio… ¡me robaron, me robaron! Era el chico, ¡su auto ya no estaba!. Los uniformados sin explicación alguna emprenden la persecución y búsqueda de los zagaletones. En pocos minutos el sitio quedó desierto.

Tres días después; las versiones eran muchas y muy variadas: ¡El auto, apareció!, pero aún no lo regresaban. –Se trata de una formalidad, el expediente, va al CICPC, luego a la fiscalía. –Si por el camino te piden colaboración, te lo devuelven de inmediato. –Tengo un primo lejano que trabaja en la fiscalía que mueve eso rápido. –Yo conozco al comandante de policía… Al final del día; la versión oficial daba cuenta de un auto posiblemente escondido en un sitio de la ciudad. Tal información la obtiene un fiscal penal conversando con algunos presos. ¡Si pagan 30 mil! Lo devuelven.

felmar138@gmail.com
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Publicado en: 28/01/14 - www.aporrea.org/actualidad/a180849.html