Mientras reviso elementos noticiosos, desde el entorno próximo llegan
informaciones alarmantes, ¡una tras otra, en ráfagas tormentosas, aún más
desesperanzadoras! La inseguridad, derivada de la conflictividad social,
política y económica venezolana, paulatina y sistemáticamente se interioriza y
apodera del recinto universitario, de sus instalaciones, convirtiendo a la
Universidad de Oriente, a la universidad autónoma venezolana, en ¡una
institución desvalida, desvalijada! Una institución pública vacía, de nadie o
en tierra de nadie, donde la autoridad policial o militar no puede actuar sin
autorización debida y expresa de las máximas autoridades universitarias, en respeto
y resguardo de la autonomía universitaria como derecho Constitucional.
La acción delictiva, de desvalijamiento, en
nuestros recintos universitarios, está alcanzando un nivel crítico. ¡De
conmoción y terrorismo!; en apariencia orientado al desvalijamiento de sus
instalaciones. Sin embargo, más allá de lo casual se intuye un proceder
sistemático, planificado, organizado, de causa y efecto paulatino, progresivo,
con premeditación y alevosía ─en términos jurídicos─ que demanda, con extrema
urgencia, de instancias superiores; seguridad, control, orden público.
¡Inteligencia, prevención, contención, sometimiento!
Superada la seguridad y autoridad
universitaria, como ha sido, por este estado de anarquía y descomposición
social; la autonomía universitaria no
puede ni debe ser usada como excusa. En ella, nuestras autoridades universitarias
no encontraran capacidad discursiva ni operativa para enfrentar el gravísimo
problema, colocando nuevamente a la universidad venezolana, su comunidad e
instalaciones, en desvalía, en indefensión. Su invocación, ante la gravedad del
asunto puede entenderse como parte interesada ─¡complicidad interna por acción
u omisión!─ en el desmantelamiento de la institución.
A lo interno de las universidades
autónomas, la conflictividad social, política y económica, no muestra el
escenario de violencia insurreccional, confrontacional de momentos pasados.
¡No!; hoy es un escenario entre la delincuencia organizada, común, y la no
operatividad institucional; dejadez, no cooperación, brazos caídos, ¡de paz
relativa, tensa! Intuitivamente; parece inducirse un estado de conmoción y
terror que impacte, paralice, la vida universitaria y desde ella a la sociedad,
a la opinión pública nacional e internacional. Desde esta perspectiva política,
mediante la utilización de la delincuencia organizada, común, y necesaria
complicidad interna; ¿se insiste en la creación de un estado-nación fallido? ¡Institucionalidad,
gobierno, estado-nación, incapaz de proteger sus recintos educativos ni
siquiera del hampa común que los azota!
Debe reconocerse, solicitar, exigir
cooperación institucional, legal, legitima; Universidad, Gobierno, estado-nación.
Cualquier excusa dilatadora, justificadora, es ir contra la existencia y
continuidad universitaria.
felmar138@gmail.com
FaceBook: Felipe Marcano. Twitter: @felmar138. Manifies.to: @felipemarcano