viernes, 29 de diciembre de 2017

Cultivando Patria: Cumaná y su mercado municipal

Felipe Marcano.

Lejos, muy lejos, en espacio-tiempo, están los días dónde la visita sabatina o dominical al mercado municipal de nuestras principales ciudades era de necesidad espiritual, como la misa, reconfortante, placentero; como cualquier paseo a la playa, al río o al campo distante. ¡Lejos, muy lejos van quedando esos días y las personas también!

Entonces, el sólo ir al mercado en busca de una jovial conversa era suficiente razón, no importaba si comprabas o no, era extremadamente gratificante el saludo semanal, un rato, por horas, en cada uno de los locales conocidos, frecuentes; el amigo, el hermano, el primo, el vecino, el carnicero, el verdurero, el carretillero acostumbrado o hasta el niño "cuidador" del carro en el estacionamiento. ¡Hoy y desde hace rato, ya no está!

¡Nuestro don de gente, hoy no esta!

No está la alegría, la sonrisa, la amabilidad, la jocosidad, la generosidad, el honor, solidaridad, respeto…, ¡ya no están las gentes buenas y nobles! ¡la mujer de la amable y sensual sonrisa con la hermosa cayena roja en su cabeza tras la oreja! ¡hoy no está la gente cariñosa! ¡la gente sencilla, humilde, desinteresada, carismática, profundamente humana, hoy no está!...

Todos, en alma, mente y corazón, han sido sustituidos por "empresarios", comerciantes, deshonestos, innobles, avaros, depredadores, vividores de la ganancia fácil y rápida…, los buenos, nobles y profundos sentimientos humanos que definían nuestro gentilicio venezolano, nuestro don de gente, nuestra jovialidad, han sido reemplazados por la ambición, por el capital, salvaje, depredador, por riquezas mal habidas y su acumulación.

Hay frutas, verduras, carnes, granos, azúcar, café, hortalizas… necesarios y suficientes productos de nuestra cotidianidad. Arepas y empanadas, desayunos, almuerzos, ¡mucha gente dando vueltas! buscando qué y cómo comprar, ¡que alcance el dinero! ¡En este gran y extenso mercado municipal, son muy pocos los que tienen puntos de venta electrónicos! ¡Todo está carísimo! Te lo venden a mejor precio o un poco más de los precios regulados si pagas en efectivo. El condicionante para los puntos de pago es un sobreprecio de 30, 40, 70%. ¡Efectivo hay por todas partes, en relativas cantidades!

A lo largo de los pasillos, excéntricos emprendedores, la nueva ola empresarial, ¡compran y venden el papel moneda! Los expendedores formales del mercado "recogen" el efectivo y lo trasladan a estas "mesas de cambio", ¡reciben hasta un 30% adicional trasferido a sus cuentas bancarias! El neoempresario ahora "lo oferta" al público con una sobrevaloración de 60, 70%, según la necesidad y demanda del visitante. El visitante, lo regresa al expendedor formal, contribuyendo con el mantenimiento y expansión del círculo vicioso y destructor. ¿Dónde está la autoridad municipal? El gobierno del mercado municipal, ¿es cómplice de la acción delictiva?

En una mesa, frente a un local expendedor de quesos, un joven, muy joven, "emprendedor", realiza las cobranzas de su local mediante un punto de ventas, cobra 50% adicional cuando los pagos se realizan con tarjetas de crédito. Presta apoyo a los vendedores vecinos con recargo de 40 o 50% en pagos con débito o crédito. Va vestido con una hermosa franela azul, ¡como el azul de nuestra bandera tricolor! ¡como el azul de nuestro mar territorial! ¡de nuestro cielo profundo, patrio!, de esas franelas coloridas de la recién campaña electoral de gobernadores, distribuidas por el entonces candidato Edwin Rojas, hoy gobernador electo. En su pecho, henchido por la buena y abundante venta, lleva con orgullo y heroicidad una leyenda; "Por amor a Sucre"…

¿Quiere y necesita Sucre, Cumaná, Venezuela, ser amada por "empresarios depredadores" como éste?

La jovialidad, nuestro don de gente, nuestra humanidad, ¿dónde está, quién se la llevó?

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Publicado en: 29/12/17 - www.aporrea.org/contraloria/a257121.html